NB100

NB100

Monika Basterretxea Irurzun, hija de Néstor Basterretxea

En Gurendes a 6 de diciembre de 2023

Hace 100 años Fernanda Arzadun, como otras muchas mujeres de Bermeo se jugaba la vida cada vez que paría y en ocasiones tenía que seguir adelante con la tristeza de perder algún embarazo o con el vacío de separarse de algún hijo que la enfermedad arrebataba tempranamente.

Hace 100 años tuviste los cuidados de la nodriza que te daba la leche que escatimaba a sus hijos, las niñeras que te llevaban al parque y a las que contabas en euskera las penas evidenciadas en tus llantos.

Tuviste una madre activista de Emakume Abertzale Batza y un padre Diputado del PNV que vivía pensando en la política.

Hace 100 años en tu pueblo, el cura tenía poder e impunidad suficiente como para que en los sermones insistiera tercamente en que el cielo no se podía comprar mientras, sin ningún pudor, se quedaba con la fortuna de las beatas más inocentes.

Tuviste un colegio y una educación católica y ellos, Los hermanos de la Mennais eran los que decidían cómo y qué había que aprender del mundo, quienes eran los buenos y quienes los malos, mientras el abuso cotidiano era lícito y legítimo en el trato con los alumnos.

Vosotros os escapabais cuando podíais de aquellos muros y os echabais al monte sin saber muy bien dónde se encontraba el norte y con la ingenua ilusión de que vencerías las miradas del alguacil y toda la familia y llegaríais a Bilbao antes de que cayera la noche y así seguir viaje a Nueva Zelanda.

Y con una fe decidida te hiciste ateo.

Tuviste muchas horas felices en la calle con tus hermanos y amigos jugando a la rayuela, a las canicas, a la peonza, y tendrías una cometa, una matraca y muñecos de trapo, una bicicleta que algunos de tus compañeros anhelaban sin atreverse a reclamar, pero, sobre todo, tuviste una gran imaginación que te llevaba a territorios más seguros y en donde la belleza se imponía sobre todas las cosas alterando y ensanchando tus percepciones.

A los 14 años tuviste el exilio y te convertiste, como miles de personas, en un nómada del entorno que heredaste.

Porque era el tiempo de los vencedores y la dictadura de Franco se imponía sin piedad.

Alejándote de lo cotidiano tuviste el poder transformador del arte con el que descubriste otros lenguajes, otras dudas, pero sobre todo descubriste que para construir un contexto propio cambiar era posible e inevitable.

Tuviste Argentina que fue el primer testigo de ese cambio. Allí comenzaste a definirte como dibujante, como artista.

Allí tuviste a la diáspora que obstinadamente te recordaba tus orígenes y con la que participabas desarrollando trabajos de muy diferentes disciplinas artísticas.

Allí tuviste a tu amigo Oteiza a quien, desde entonces, nunca dejaste de amar y admirar.

En ella Tuviste a tu mujer, Mª Isabel Irurzun, quien te acompañó a lo largo de tu vida y generosamente te dio lo que necesitabas para poder vivir tu pasión.

Un color, una raya… todo lo que parecía ingenuo e inerte se convertía en elementos de una estética personal que rescataba significados nuevos. Y utilizando tu intuición eficazmente conspirabas para salir del caos y volver a un orden, a lo esencial en ti.

Muchas veces tu mirada se pausaba en lo ajeno, o en un anhelo colectivo, al que conferías toda la importancia convirtiéndolo en algo íntimo y valioso que en un instante era engullido al lugar de tus emociones para quedarse definitivamente allí.

Tuviste tus patrias por las que te afanaste con cientos de ideas y maneras que fueron definiendo tu camino pluridisciplinar que era lo que sentías.

Con todos y cada uno de los proyectos que salían de tu interior o los que llegaban a tus manos, actuabas ilusionado ante los retos que suponía diseñar una fachada, una silla, dar apariencia a la mitología vasca, hacer una medalla para una causa justa, un cartel, o realizar una película.

Jugar con las formas, con el papel de plata o las hueveras…, cualquier material te valía para transformar la realidad.

Tantas y tantas horas de trabajo sintiendo que no había tiempo que perder.

Caminaste desde Aránzazu con tus primeras pinturas murales que la censura eclesiástica borró hasta Idurmendieta donde realizaste tus últimos collages con un trazo débil e inseguro intuyendo que serían aquellos tus últimos gestos.

Tuviste Euskal Herria, tu patria.

100 años son mucho tiempo para los sueños que nacen viejos, pero no para los que nos han acompañado hasta aquí.

Tu anhelabas perdurar, que la evocación y la reminiscencia nos llevaran desde el recordarte hasta el conocerte.

Y este es el empeño de este viaje común.

Muchas gracias al trabajo de todos.

NB100

"Un color, una raya… todo lo que parecía ingenuo e inerte se convertía en elementos de una estética personal que rescataba significados nuevos. Y utilizando tu intuición eficazmente conspirabas para salir del caos y volver a un orden, a lo esencial en ti. "

Monika Basterretxea Irurzun, hija de Néstor Basterretxea